Por Bárbara Dibene
Fotos: Gentileza de Gilda Selis
Más de una vez nos conformamos con recibir el típico “Feliz cumple, que lo pases lindo” y sus variantes para otras fechas especiales, los medios suelen ser Facebook, mensajes de texto o, si se estima mucho a la otra persona, un llamado al celular. De a poco, hemos perdido la particularidad de nuestra escritura y el entusiasmo por el detalle, pero emprendedores como Gilda Selis y su novio, Alejandro Benson, luchan simbólicamente por recuperar una gran costumbre olvidada: enviar postales.
“De acá para allá” surge a partir de la inquietud de Gilda, una joven periodista de Tolosa, que había hecho amigos extranjeros y quería enviarles postales de La Plata para que la recordaran. El problema fue que los modelos eran básicos y formales, en todos se repetían la Catedral o el Museo de Ciencias Naturales y no se llegaba a captar “la esencia” de la ciudad. “Un día se lo comenté a mi novio, que es diseñador en Comunicación Visual, y me sugirió que si no encontraba lo que buscaba, podíamos hacerlo nosotros”.
Unos meses después, en abril del año pasado, ambos se presentaron en la Feria del Libro Independiente y Autogestionada (FLIA) con las postales que habían creado, y tuvieron una muy buena recepción. “Nos dimos cuenta que éramos varios los que enviábamos postales y sobre todo los que queríamos que no se perdiera esta hermosa costumbre con el auge de la era digital”.
Gilda está convencida del valor de la postal no sólo por una cuestión estética sino por la dedicación de aquel que regala. “Al recibir una postal o una carta a mano, sabés que la otra persona se tomó el tiempo de sentarse, elegir el papel o la postal, escribir en puño y letra, pensar las palabras, preparar el sobre y enviarlo desde la oficina de correo. La sensación de recibir de repente una carta o una postal debajo de tu puerta que cruzó ‘analógicamente’ el mundo es mucho más satisfactoria que recibir un e-mail en tu casilla o un saludo de cumpleaños por Facebook. Es muy distinto. Tiene esas cosas del tachado, de los dibujos, de la caligrafía, de sentir el papel, de tratar de entender las letras, lagrimear encima, y guardarlas como un recuerdo y quizás en otro momento volver a verlas”.
Gilda no puede salir de viaje sin su cámara y eso le permitió tener un gran archivo de fotos para comenzar con las postales, aunque después fue sacando nuevas fotos específicamente para utilizarlas en su proyecto. “Decidimos, por ejemplo, fotografiar La Plata con ojos de viajeros y no como locales. Logramos verla con mucho arte callejero, mucho verde, con mucha arquitectura única, y con muchos detalles que pueden parecer insignificantes para quienes viven allí, pero que para los extranjeros no, como los charcos”.
Con cientos de registros de paisajes de la Argentina, la joven periodista menciona como los más “fotogénicos” al Glaciar Perito Moreno, el Cerro de Siete Colores, el río Paraná y un pueblo de montaña en Salta, llamado Iruya. También logró recorrer algunos lugares en el exterior que la fascinaron y forman parte de sus colecciones de postales, como Nueva Zelanda, Montevideo y algunas ciudades de Chile donde los grafitis le robaron la atención. “Últimamente en mis viajes me paso horas caminando por las calles mirando las paredes y descubriendo mensajes escritos que hablan mucho de cada sociedad. En vez de entrar a museos que suelen aburrirme prefiero estos museos de arte viviente, al aire libre, llenos de mensajes políticos, sociales o decorativos. Muchas veces son estas expresiones callejeras las que más muestran la cultura local y las que miden el termómetro del momento social que se está viviendo en un lugar. Esos momentos que no aparecen retratados en los museos tradicionales. Valparaíso explota de arte urbano y creo que fue hasta ahora uno de los lugares más fotogénicos que visité, o por lo menos uno de esos lugares a los que quisiera volver”.
Recientemente, viajó a Ecuador durante dos semanas y espera que toda esa experiencia se plasme en una nueva colección. “En Cuenca, una ciudad colonial, llena de iglesias me encontré con decenas de murales. La selva fue increíble, pasamos unos días en el Parque Nacional Yasuní, la entrada al Amazonas y fue inolvidable. Escuchar los ruidos de la selva, convivir con insectos enormes, arañas venenosas del tamaño de una mano, hormigas del tamaño de un pulgar, alacranes letales, monos, jabalíes, caimanes. Que nos enseñaran los poderes medicinales de las plantas, la inmensidad del paisaje”.
Ante las fechas especiales como el día del padre, de la madre o navidad, “De acá para allá” ofrece personalización de las postales. Gilda recuerda que por ejemplo, “para el día del amigo muchos nos enviaron fotos con sus amigos y alguna frase que representara su amistad y nosotros se las hicimos. Está bueno porque es algo que despierta emoción, y que es económico. Hoy en día no comprás nada con $10, que es el costo de cada postal”. Además de esto, se atiende a la demanda de los clientes, como la de “Masa crítica”, un grupo de chicos que andan en bicicleta, y necesitaban una serie especial dedicada a ellos.
Para el futuro, espera seguir diseñando y en algún momento fusionar la fotografía con la escritura, tal vez agregando textos propios a las postales. Por ahora pueden contactarla en facebook y hacer su pedido, o si son de La Plata acercarse al Pasaje Rodrigo (51 entre 4 y 5) y verlas en el local Reina Batata. Desde Transeúntes le deseamos que los viajes continúen y las postales se multipliquen.
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