Cada 2 de febrero, en Uruguay, como en distintas partes del mundo, los fieles afroumbandistas se acercan a las costas para celebrar el día de Iemanjá, la diosa del mar. En Montevideo, el lugar elegido es Playa Ramírez. Frente a ella, el Parque Rodó se vuelve una santería donde se pueden comprar estatuillas, imágenes de la virgen, flores blancas e incluso ofrendas.
Por Daiana Gimenez
Imágenes: Federico Racchi
Desde lejos se ve a la arena que se viste de celeste y blanco, los colores de la Orisha que la mayoría de los files llevan puestos. Son miles que se juntan en la costa para llevar sus obsequios, entre ellos, pequeñas barcas con diferentes regalos y flores blancas que luego serán arrojadas al mar.
Otros, improvisan hoyos en la arena con velas que iluminan la zona mientras cae la noche. Una mujer robusta cierra los ojos y balbucea unas palabras que no se entienden delante de otra, mientras la recorre con las manos sin tocarla: esta purificándola. Son muchos los que esperan atrás de esta mujer para pasar por el mismo ritual. Son muchas las Mai que los hacen.
Dani se viste de celeste, una larga túnica con lentejuelas le cubre el cuerpo. Él es Pai, un sacerdote, un padre santo. Tiene 49 años y desde los 10 que práctica el umbandismo. Entre el sonido de los tambores intenta explicar a un turista lo que significa esta festividad que mezcla el culto con la resistencia negra en América Latina. Al llegar los esclavos africanos a nuestras tierras se vieron obligados a convertirse al catolicismo. “Ellos pedían la liberación pero les trataban de inculcar la Iglesia católica”, señala Pai Dani. Entonces siguieron las prácticas del sincretismo -un intento de conciliación con dos doctrinas, dogmas distintos- y a Iemanjá la relacionaron con la figura de Stella Maris (la patrona del mar de la iglesia católica), “ellos tomaron su imagen,” en un intento de engañar a los europeos. De esta forma los colonizadores creían que habían borrado todo culto africano, sin embargo los esclavos continuaban con su creencia en la reina de los mares, la protectora de la familia y el hogar, sólo que su imagen se vio alterada por el sincretismo, pero la devoción de sus fieles siguió firme.
Uruguay es el país con mayor número de ateos confesos en el continente americano. En este contexto, el umbandismo es “el movimiento religioso que más se extiende en Uruguay y el que ha crecido más desde 1972, sobre todo en la capital y en algunas ciudades del norte y el este del país”, según señala un informe presentado por la International Protection (IP), red mundial de investigadores que desde 1988 viene analizando la actividad de las comunidades creyentes de África, América y Europa. El informe señala que este culto “nuclea por lo menos uno de cada seis uruguayos entre practicantes regulares y consultantes esporádicos”
Unas 3 mil personas están ahí, entre curiosos y creyentes. Sin embargo Dani asegura que muchos no los apoyan: “Nos han desprestigiado porque está el chanta, el curandero falso… Todo esto te lleva muchos años, prepararte te demanda muchos años.” Él lleva 39 años de su vida consagrados a esta fe.
Por otro lado, los umbandistas tienen en contra a organizaciones ecologistas por todo lo que es arrojado al mar, es por ello que la Intendencia de Montevideo y organizaciones umbandistas dieron algunas recomendaciones como “Sustituir las barcas de espuma plast por las realizadas con juncos, no dejar envases de bebidas ni perfumes en la costa, no utilizar papel, plásticos, celofán, bijouterie, vidrio o nailon”.
Creyentes concentrados alrededor de manteles ofrendan a Iemanjá desde frutas y bebidas, hasta accesorios femeninos “porque supuestamente es una virgen muy coqueta, que le gustan los perfumes, las carabanas, los pendientes”, sostiene Dani. Otros se reúnen en grupos pequeños que corresponden a los diferentes templos que hay en Montevideo, juntos bailan, cantan, oran.
Uno de los curiosos le pregunta a Pai Dani sí se le puede pedir a Iemanjá por el amor.
-Todo depende de la fe de cada uno. Si vos le pedís con maldad las cosas malas se te van a dar vuelta. Si vos estas pidiendo por amor, porque hay una persona que realmente la querés…es distinto.
Arriba, en la rambla, son muchas las personas que miran hacia la costa para ver cómo se desarrolla la fiesta: desde las limpiezas, las danzas de capoeira, hasta los creyentes penetrando en el mar y en la noche.
-Si van a pedirle, que sea con fe- dice una señora vestida de blanco. Lleva flores en sus manos, al igual que la niña que la acompaña. Se adentran en un mar abrazado por el cielo naranja en un atardecer montevideano que desafió todos los pronósticos. Dejá las flores; todos saben que en febrero crecen flores en el mar.