A más de 4 mil kilómetros, una argentina cuenta los días en Ambato, Ecuador, para empezar con un proyecto que la tiene planificando día y noche con mucho entusiasmo: pintar cinco murales con mensajes positivos en cinco países de Latinoamérica mientras hace un viaje de dos años en bicicleta.
Por Bárbara Dibene
Fotos: cortesía de la entevistada
Nati Bainotti vive de viaje desde al menos cuatro años. Entre el segundo y el tercer año de la universidad decidió irse a Kenia a trabajar en los barrios más vulnerables de Nairobi y dejar su provincia natal, Santa Fe. A partir de ese momento las oportunidades siguieron apareciendo y ella las tomó; con sólo 25 años ya recorrió algunos países de Europa, la parte asiática de Turquía, Kenia y Egipto en África, y ahora está en pleno viaje por Latinoamérica.
Hace unos meses, Nati comenzó el contacto con los chicos de Proyecto Calco, una iniciativa sin fines de lucro que hace tres años reparte mensajes positivos por el mundo en forma de calcomanías, tazas, remeras, fotos y videos. La propuesta era simple pero a la vez significaba muchísimo trabajo, ¿por qué no aprovechar todo su viaje para dejar esos mensajes en forma de mural? ¿por qué no dejar algo para la gente de forma permanente?
Pronto la idea cobró forma y hoy podés encontrar su desarrollo en la plataforma de crowdfounding IDEAME, donde se puede colaborar para comprar materiales (pintura, diluyentes, brochas), imprimir calcos que serán repartidos durante el viaje y cubrir parte de los viáticos.
“Yo estoy en Ecuador hace cinco meses. Si todo sale bien el primer mural se va a pintar el 17 de agosto en la ciudad de Ambato y la idea es hacer cuatro más. Pero si explotamos en recaudación vamos pintar más murales ¡Yo estoy súper feliz, muy contenta!”. Con ese entusiasmó logró que le ofrecieran una pared en la fundación “Jóvenes para el futuro” que trabaja con niños y adolescentes que provienen de familias desestructuradas o con problemas de integración social. “Voy a ir con un psicólogo y la idea es hacer talleres y tener varias charlas, que el mural sea el cierre y que esté acompañado de tres bandas. ¡Todo tomó tanta dimensión que se nos fue de las manos!”
Nati asegura que ella no va a “elegir” los lugares donde serán los murales, sino que espera que las cosas se vayan dando. “Ahora en los próximos países la idea es que en cada mural pueda trabajar con un público diferente. Me gustaría poder hacerlo en un geriátrico, en algún centro que trabaje con chicos discapacitados, en una cárcel. Que haya diferentes edades y situaciones”.
Aunque al principio la idea era que ella estuviera pintando, pero ahora está convencida de que lo importante va a ser que ella actúe como organizadora y que impulse que jóvenes y adultos usen la pared como un medio de expresión, con mensajes positivos para la vida. “El objetivo finalmente es que la gente se involucre porque el proyecto es para ellos”.
El desafío
Nati lleva al día un blog que se llama “Mi vida en una mochila”, donde escribe las experiencias que vive en los lugares que tiene la oportunidad de visitar. Dentro de poco los posteos serán de su próximo desafío: recorrer Latinoamérica en bicicleta durante dos años.
Se la nota contenta y muy optimista, aunque confiesa que al principio tenía muchas dudas. “Fundamentalmente me asustaba la soledad. Tenía miedo a quedarme en la ruta, a no conocer a nadie. Porque esto es estar sola de verdad. Cuando hago dedo hablo sí o sí con la gente y muchas veces me ayudan, me invitan a cenar, me dan consejos. Pero viajar sola es yo conmigo misma, yo y mi cabeza y son muchas horas”.
Sin embargo, poco a poco los miedos fueron vencidos por el entusiasmo que le transmitieron las personas que se encontró en el camino y que ya estaban haciéndolo. Por ejemplo, tuvo contacto con el caso de los argentinos Jime y Andrés de “La vida de viaje”, quienes recorrieron el país en bicicleta desde enero del 2013 y esperan darle la vuelta al mundo de esa forma. También conoció personalmente en Bolivia a un español que hacía dos años y medio estaba viajando y que le recomendó animarse porque el tiempo pasa y que no tenga miedo de nada, todo se aprende y el camino todo llega.
Nati recuerda con mucho cariño su período en Chile donde se manejaba en bicicleta y extraña la actividad diaria. “Yo amo el deporte, siempre lo hice y todos los días. En Chile quedé fascinada y supe que quería hacer un viaje mucho más largo”.
Hace un tiempo, la suerte le volvió a sonreír y una empresa ecuatoriana llamada Ecobike accedió a sponsorearla. “Me dijeron que le gustaba mi proyecto y que era valiente. Me dieron todo: la bici, que yo no podía pagar, la parrilla, alforjas, casco, luces, ropa, herramientas y hasta un curso de mecánica”. Esto último asegura le viene muy bien porque se autodenomina “cero en técnica”.
Ahora sí, lista y con todo lo necesario para empezar su aventura, Nati está súper ansiosa y espera seguir sorprendiéndose.
“Viajando aprendí que lo mejor no son los lugares que visitamos, sino las personas que encontramos y los momentos compartidos”.