Cumbia latina, cuarteto, klezmer, música balcánica y gitana, todo eso se conjuga en el repertorio de Simja Dujov, una propuesta artística que dio la vuelta al mundo y tiene sus raíces acá, bien cerca, en la provincia de Córdoba.
Por Bárbara Dibene
Imágenes: cortesía del entrevistado y archivo
La música siempre estuvo presente en la vida de Simja Dujov (31), quien desde chico toca el piano, el saxo, el acordeón y la guitarra. Las típicas bandas de rock y de punk fueron parte de sus tardes durante su adolescencia, aunque también tuvo la experiencia no tan típica de participar en una banda klezmer y en otra de música latinoamericana, que le dieron la posibilidad de conocer a fondo al heterogéneo público cordobés.
A pesar de este camino tan destinado, Simja (cuyo nombre significa alegría en hebreo), pasó por la universidad siguiendo otros diferentes. “Estudié dos años de sociología y dos años de artes plásticas. Después empecé composición musical y ahí sí me metí a full. Lo más interesante fue el ambiente universitario; conocer un montón de gente con realidades, historias y edades diferentes, te cambia”.
Uno de sus grandes referentes es Goran Bregović, un reconocido compositor de música balcánica que se encargó de realizar la banda sonora de muchas películas de Emir Kusturica. “En 2001 vino a la Argentina con su banda y me pareció buenísimo. A partir de eso me hice una banda de música judía tradicional, gitana, balcánica”. Esa mixtura es característica de Dujov, al igual que el bigote que siempre lleva prolijamente peinado a lo “Dalí” y una estrella de David colgada al cuello.
En el 2008 el sello discográfico Jewish Dub Records lo llevó a Nueva York, “cuando estuve ahí la pasé muy bien y conocí gente muy interesante. Me compré un par de instrumentos y me puse a trabajar. Al principio estaba sorprendido por la ciudad, pero después me copé y componía todo el día y a la noche iba siempre al mismo barcito”.
Una de las cosas que más destaca de Nueva York es que es una “locura de gente, de estilos y de tendencias”. Y es verdad, en la gran manzana se consagraron bandas como Ramones, New York Dolls, The Strokes y la joven MGTM, que Simja conoció desde sus orígenes por unos panfletos que estaban repartiendo. “De repente ibas por una avenida gigante, te metías en un barcito y tenías una banda tocando. Y esa misma banda, dos años después, era un éxito”.
Después de esa experiencia, Simja volvió a Buenos Aires y trabajó intensamente con las ideas que había traído y con la elección de la banda que ahora lo acompaña. “Tardé en llegar a esos músicos que hoy siento compañeros de ruta, gente que entiende la dinámica de una gira y con la que nos llevemos bien”. Finalmente lo logró y hoy lo acompaña Nacho Martínez en batería y en la parte electrónica, Paloma Schachmann en clarinete y saxo, y la belga Nela Paelinck en violín y acordeón.
Los viajes llegaron a la banda gracias a la suerte, el trabajo e internet. La primera gira fue en el 2009 e incluyó España, Bélgica y Alemania. “Todo surgió porque me mandaron un mail diciéndome que me habían visto en MySpace -que en ese momento funcionaba bien y yo subía mi trabajo-, que les había gustado y me invitaban a tocar en un festival. Yo no lo podía creer”.
Ese primer desafío le demostró que había mucho que mejorar si es que quería seguir viajando. Y así lo hizo. Al tiempo empezó a trabajar con un manager y una agencia, a ensayar más y grabar todo de nuevo.
“Un tiempo antes me contacté con las personas que se habían anotado en el taller y charlamos. Así que cuando llegué los abracé, les di un beso. Y
esa espontaneidad fue lo que gustó. Porque más allá de todo, era importante para ellos ser tratados como personas absolutamente iguales a cualquiera”
Por último, recuerda el viaje a Sudáfrica que también llegó en forma casi providencial.“Vi una película sobre Sudáfrica y pensé que interesante sería ir. A los dos días me llegó un mail para tocar en Johannesburgo y fui. Después me quedé un tiempo trabajando en una escuela del centro, que tiene talleres de danza y de música. Funciona en uno de los edificios que se recuperaron luego del apartheid. Fue algo buenísimo para mí”.
Este trabajo social desde la música es algo que llena de satisfacciones a Simja, quien cree en el arte como una forma de aprender del otro. “Esta vida te permite conocer realidades muy diferentes y conocer todas las necesidades que existen. Yo soy afortunado porque puedo hacer lo que me gusta y siento la necesidad de devolver un poco de eso”.
Próximos proyectos
A poco de continuar con sus giras, Simja encara un emprendimiento nuevamente por fuera de la música. Esta vez, será diseñador para una marca de ropa de Nueva York que lo convocó a participar de la temporada. “Las tendencias de moda pueden verse como algo superficial, pero también, de repente, hay cuestiones sociales. Por ejemplo, con el tema de cómo fue cambiando el traje de baño femenino a lo largo de la historia tiene que ver con la liberación del cuerpo”.
Las ganancias que se obtengan por este trabajo serán donadas a un hospital de Nueva York, lo que todavía entusiasma más a Simja: “todo va a ir a causas concretas, eso es lo mejor”.
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