Expertos en tecnología anticipan que la digitalización será la más profunda revolución ocurrida hasta hoy en materia de tecnologías productivas. Una impresora 3D realiza exactamente la misma función que una impresora normal, pero con archivos tridimensionales, utilizando plástico para fabricar un objeto real a partir de un modelo digital. Es decir que la potencialidad de esta tecnología se encuentra en la posibilidad de materializar un archivo digital de manera económica, rápida y precisa.
Por Inka von Linden
Investigación conjunta con Bárbara Dibene y Álvaro Vildoza
Desde Trimaker, una empresa argentina dedicada a la investigación, desarrollo y comercialización de tecnología de impresión 3D, su asesor estratégico Andrei Vahznov hace énfasis en estos beneficios: “Realmente se vuelve económicamente interesante y rinde cuando producís a baja escala. Lo interesante en medicina es que mi diente, mi hueso, sólo me cabe a mí. La prótesis es personalizada, no tiene sentido producirlo ni de a dos.”
La creación de piezas personalizables es una gran posibilidad gracias a la precisión que otorgan las diferentes impresoras. Algunas permiten hasta desarrollar implantes con la misma estructura porosa que un hueso, o reproducir una estructura anatómica a través de una tomografía para planeamientos pre-quirúrgicos. Daniel Fiz, cirujano traumatólogo y propietario de la empresa Novax DMA, dedicada a la fabricación de productos para la industria médica, concuerda: “Te acorta los tiempos haciendo prototipos o en la aplicación directa de lo que llamamos implantes a medida y actualmente en implantes estándares de línea”.
La potencialidad de esta tecnología digital para la salud reside en su accesibilidad. Una impresora 3D no industrial es hoy una herramienta que puede encontrarse a 30 mil pesos, y permite fabricar prótesis económicas como la de Felipe. “Antes una impresora costaba miles de dólares y hoy es mucho más accesible. Y a su vez, antes un software para usar esto costaba miles de dólares y ahora es gratuito”, confirma Daniel.
Frente a este amplio abanico de beneficios, sin embargo, el factor central es la posibilidad de mejorar la calidad de vida de las personas. “La prótesis aparece en mi vida como una ayuda increíble y la estoy integrando. Primero que nada, me permite agarrar dos cosas a la vez con dos manos completas y eso es increíble. Por ejemplo, cuando tomo mate puedo tener el termo en una mano y el mate en otra”, cuenta entusiasmada Solene Borja, que cambió su vida al recibir una mano ortopédica fabricada por Rodrigo Perez Weiss y Gino Tubaro.
Esta mujer de 33 años, tras prescindir toda su vida de la ayuda de una prótesis, ahora reconoce las ventajas de la prótesis 3D: “Se adapta a la problemática y a la movilidad de uno, esto ya es revolucionario considerando su precio final. Esta mano es mecánica, bastante sencilla dentro de todo y permite agarrar objetos, practicar deportes, manejar, o sea, tener uso de esa parte de mi cuerpo.”