“Vivir viajando, aunque sea por poco tiempo, nos hace ver con más claridad cómo repercuten las decisiones que tomamos sobre nuestras historias. Nos muestra cada hecho, no solo en el tiempo sino también en un espacio diferente cada vez”. Así se define FEliPe, un objetivo con dos corazones y 4 ojos que anda en busca de la felicidad por Latinoamérica.
Por Lucía Errecart
Fotos: Gentileza de los entrevistados
Gran parte de la sociedad, pero principalmente los jóvenes, siempre tienen la idea de cargar una mochila y recorrer el mundo, de conocer diversos lugares y culturas, de cumplir con lo que muchas veces soñaron de chicos. Hoy, Pepe y Eli son los protagonistas.
“El viaje es algo que veníamos pensando hace rato, las ganas estaban desde siempre y se dio en un buen momento. No lo planificamos con mucho tiempo, no somos buenos haciendo planes así que todo va surgiendo en el momento y por suerte nos fue saliendo bastante bien”.
El recorrido comenzó su trazado en diciembre del año pasado, cuando decidieron partir en colectivo rumbo al norte del país con varios amigos. Juntos atravesaron Jujuy, Bolivia y parte de Perú, pero luego continuaron sólo Pepe y Eli, quienes conocieron el Amazonas Peruano y entraron a Colombia por la triple frontera, entre Perú y Brasil.
Pepe (25) nació y vivió toda su infancia y adolescencia en Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires, mientras que Eli (24), un poco más al sur del país, empezó su historia en Choele Choel, una ciudad de Río Negro. Así mismo, el camino los encontró en La Plata, lugar que eligieron para realizar sus estudios universitarios: ella es una reciente politóloga y a él le queda muy poco para recibirse de arquitecto.
“Como todo viajero que decide largarse sin mucho plan y poco dinero, lo que queremos es aprender de todo esto, conocer lugares y gente nueva, pero sobre todo, descubrirnos a nosotros mismos; creemos que de eso se trata un poco este viaje, de encontrar respuestas a muchas preguntas y de que nos encuentren muchas preguntas más.”
Así intentan plantearle un objetivo a este viaje, que puede que no sea tan original o diferente a muchos otros, pero que tal vez esta idea es lo que los motiva a realizarlo. A partir de allí, los chicos titularon este viaje a partir de un anagrama con sus propios nombres: Felices Eli y Pepe, FEliPe viajando.
El sustento económico se va generando a medida que transcurre el recorrido. Los chicos trabajan en determinados lugares a cambio de la estadía y a veces de la comida, lo que les significa un ahorro de dinero muy grande.
“Quizás siempre parece que quien está de viaje, está de vacaciones y que entonces todo es disfrutar y relajarse. Pero hay días en los que seguir cuesta más y días que no, hay veces que cuesta más despedirse y muchas otras nos dan ganas de volver a casa”.
Un viaje sobre tres ruedas
Atrás quedó Guatapé con sus colores, su agua y su tierra café.
Quedó Guatapé, con un montón de gente que conocimos con él.
Quedaron Susy, Sean y Lulú, que nos llevó a sus lugares, con vistas hermosas y muchísima luz.
Quedó Alicia, Cata y el taller de cerámica, con algunas tardes entre creatividad y gente mágica.
Quedaron Juan, Ángelo y Adriana, con buenas comidas, pintura y la finca de tu hermana.
Nos fuimos después de un mes en el barrio; y también nos quedó “El Poderoso”, este raro motocarro.
Cécil de Normandía, la valiente que nos acompañó 2 horas de este primer día.
Nos llevó 7 horas hacer el recorrido sin siquiera haber comido;
Y llegamos… de noche con la siempre linda incertidumbre de no saber en dónde estamos.
Después de dos meses de estar en Colombia, en el mes de junio, compraron un motocarro y lograron que sea mucho más barato transportarse porque los pasajes significaban un gasto muy grande.
“El hecho de ir en un vehículo tan particular provoca que muchas veces la gente se acerque, se interese por nosotros y hasta nos den una mano. Todavía no tenemos una fecha exacta de regreso, quizás para principio del año que viene, por algunas materias que tiene que rendir Pepe”.
¿A dónde pertenecemos? ¿A Choele o Bahía? ¿A la Argentina o a América Latina? ¿Al mundo? La geografía nos ata a distintos espacios, la unión o armonía que sentimos en un paisaje determinado es casi lo único cierto; todo lo demás pareciera ser una construcción social o cultural. Este viaje es sin dudas una búsqueda de pertenencia que hasta el momento no tiene respuesta sino más incógnitas.