6 escuelas rurales, 101 niños, 2 emprendedores y 1 objetivo por cumplir: luchar contra la deserción escolar entregando bicicletas para que los chicos puedan llegar más fácilmente a estudiar, y capacitándolos para que sepan cuidarla y arreglarla. Todo por una sonrisa.
Por Bárbara Dibene
Fotos: web oficial del proyecto
“La primera bicicleta marca un antes y después en la vida de cualquier niño. Es quizá el primer sinónimo de libertad e independencia que experimentamos por nosotros mismos” reflexiona Germán Lasserre, quien junto a Gustavo Rodríguez, comenzó en mayo de 2012 el proyecto solidario Bicis por Sonrisas. “De mi primera bici recuerdo poco, pero tengo fotos. Era verde y negra, yo me ponía mi casco de corredor y ‘agarrame si podés’. Pedaleaba re fuerte porque sino me podía caer, ¡cosas de chicos!”.
Ya en su adolescencia, Germán tuvo tres nuevas bicicletas (“una playera para pasear, una mountainbike para salir a pedalear y una BMX para practicar un poco de freestyle urbano”) y su pasión por ellas creció. Luego la vida, procesos personales y la suerte de cruzarse con Gustavo, que participaba de un taller de bicicletas vecinal, terminaron de cerrar en su cabeza la idea de conseguir bicis, arreglarlas y mandarlas a escuelas rurales para que sean una posibilidad y un incentivo para cualquier alumno. “Cuando se lo comenté a Gus, no lo dudó ni un segundo, ya que él tenía en mente algo así. Al poco tiempo nace Bicis por Sonrisas, ¡con nombre y todo!”
El proyecto entonces tomó forma y la gente comenzó a colaborar en forma desinteresada con bicicletas o partes, las que son reparadas en el taller hasta quedar en óptimas condiciones. Luego llega la entrega, que está sujeta a los pedidos que se reciben y también a la cantidad de alumnos, sus edades y características. Por ejemplo, si algún alumno padece alguna discapacidad física o intelectual, la fabricación de la bicicleta puede adaptarse a sus necesidades puntuales. “En todos los casos, hacemos entrega para todos los alumnos, siempre buscando el mejor resultado posible a nuestro alcance”.
Otro “plus” al trabajo de Bicis por Sonrisas es la capacitación que se propusieron brindar para que los chicos aprendan sobre el cuidado y reparación de las bicicletas, además de la entrega de herramientas para que puedan aplicar todos los conocimientos que incorporen.
“La primera entrega estuvo repleta de incertidumbre, ansias, nervios, preocupaciones… ¡pero sobrevivimos!”, recuerda con gusto Germán. “Fue después de casi un año y medio de arrancar, con mucho esfuerzo propio, de los voluntarios mendocinos y de las madrinas de la escuela. Entregamos un total de 36 bicicletas a la escuela ‘Angel Rizzo’ Nº1-734 ubicada en localidad desértica de Lavalle, en Mendoza”.
Hoy por hoy, los chicos siguen trabajando con pequeñas metas a cumplirse. Ya entregaron bicis para 101 chicos de 6 escuelas rurales y van por la séptima. “Si bien para el futuro tenemos un plan para armar talleres vecinales de mecánica y así lograr reparar más bicicletas, también tenemos la ambición de hacer de Bicis por sonrisas algo ENORME y potenciar la capacidad de acción de forma colectiva, para lograr abordar la mayor cantidad de casos posibles, dada la gran magnitud que el proyecto alcanzó a nivel nacional”.
¿Te interesa colaborar? contactate con ellos a través de bicisporsonrisas@gmail.com