A bordo del Pampa, uno de los primeros tractores fabricados en argentina, y a 24 kilómetros por hora, Franco y Leandro unieron en veinte días las provincias de Santa Fe y Tierra del Fuego.
Por Lucía Errecart
Fotos: Gentileza de los entrevistados
El Pampa, un tractor modelo 1955, fue lo que provocó la inspiración de Franco Grill y Leandro Braem a realizar un viaje casi hasta el fin del mundo.
La idea de unir San Carlos Sud, del departamento de Las Colonias en Santa Fe, con Ushuaia en Tierra del Fuego y hacer un recorrido que dejaría la huella en varios lugares del centro y sur de la Argentina, surgió un día de conversación en el taller de Franco, al lado del tractor.
“Leo me dijo que teníamos que hacer un viaje en el Pampa y fue así que se nos ocurrió Ushuaia”, contó Franco en una entrevista con Transeúntes.
A pesar de que ninguno de los dos era propietario de este transporte agrícola, eso no fue un obstáculo para iniciar la planificación.
“Hablé con Marcelo Boretto, que es el dueño del tractor y me dijo que haga lo que quisiera, que le dé para adelante, que no había problema”, recordó Franco. Y fue así que lo patentó a su nombre, le contrataron un seguro y se pusieron a trabajar para acondicionarlo por completo.
“A pesar de que estaba todo original, tuvimos que ponerle una cabina para que nos proteja del clima, un asiento para ir sentados de lado, le hicimos la instalación eléctrica y le pusimos unas ruedas traseras más grandes para que vaya mas rápido o, mejor dicho, para poder ir a la misma velocidad pero a menos revoluciones del motor”, sintetizó. Además, le agregaron un trailer en el que llevaron ropa e insumos necesarios y una motocicleta para alguna emergencia que pudiera surgir.
El sábado 15 de noviembre fue la fecha de partida, en la que muchos amigos y familiares se acercaron para despedir a estos amigos que arribaron a Ushuaia el 5 de diciembre, cumpliendo con las expectativas que tenían desde el principio. Viajaron alrededor de diez horas por día, cubriendo entre 200 y 250 kilómetros diarios.
El trayecto que realizaron les permitió atravesar diferentes climas, relieves y conocer mucha gente que los apoyó y les brindó la ayuda necesaria para poder cumplir este sueño. Los kilómetros avanzaban a medida que el sol iluminaba el asfalto y fue así que la noche los encontró muchas veces acampando al costado de la ruta, aunque otras tantas pudieron descansar en hoteles y cabañas en los pueblos a los que arribaban.
El Pampa marcó presencia desde su inicio en Santa Fe, en una parte de Buenos Aires, en La Pampa, General Roca, Neuquén, Bariloche, un tramo de la Ruta 40, pasando por la capital de Santa Cruz y cruzando la frontera con Chile para luego frenar en Ushuaia.
“En el camino nos paró un hombre en la ruta, cerca de Caleta Olivia y nos invitó a que pasemos por Tolhuin, en Tierra del Fuego, y paremos en su panadería. Allí nos hospedó, nos atendió de maravillas. Cenamos, desayunamos y nos dio comida para el viaje”, recordó el entrevistado.
Más allá de la demora que tuvieron en la frontera con el país vecino porque no les permitían circular con ese vehículo por la ruta, el viaje cumplió con lo planeado gracias al esfuerzo y las ganas que le pusieron Franco y Leandro.
“Mis hijos Facundo, Florencia y Francesca están muy contentos y junto a Daniela me apoyaron desde un principio. Es para destacar la amabilidad de la gente y el apoyo de mis amigos que desde San Carlos nos mandaban ánimo”, concluyó Franco.
Después de descansar el fin de semana en Ushuaia, estos jóvenes tuvieron que volver a la rutina y el lunes pasado se tomaron un avión a Santa Fe, dejando el Pampa varado en el extremo meridional de la República Argentina a la espera de que estos amigos vuelvan para iniciar el viaje de regreso a casa. Esto indica que la historia no termina acá, sólo se tomará una pausa que será retomada nuevamente en febrero del año que viene.