Fanáticas de la astronomía y del cine, dos científicas se dieron a la tarea de recopilar un centenar de películas para mostrar cómo los viajes a la luna, planetas y satélites, el trabajo en los observatorios y diversos eventos astronómicos son narrados ficcionalmente desde hace más de 100 años.
Por Bárbara Dibene
La Dra en Física Estela Reynoso fue le encargada de abrir la última charla del ciclo de los viernes, organizado por la Secretaria de Extensión de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas, donde se propuso, junto a la Dra en Astronomía Beatriz García, recorrer eventos astronómicos a través del cine: “Nosotras siempre fuimos cinéfilas, y lo que ahora buscamos es incentivar el espíritu crítico a la hora de ver cómo la ciencia se trata en las películas. Realmente podemos educar de esta manera”.
Con la luz apagada y la sala del Planetario llena de visitantes, en pantalla aparecieron los primeros extractos de famosas películas como Serenity (2005), La guerra de las galaxias (1977), Flash Gordon (1936) y Zathura (2005); y series como Perdidos en el espacio (1965) y Viaje a las estrellas (1966). En todos los casos se resaltó la tecnología desplegada, muchas veces “premonitoria” porque a futuro muchos de aquellos inventos fueron efectivamente creados, y los viajes al espacio como centro de la historia.
Hay otras películas donde el encuentro con seres de otros mundos fueron el leimotiv de la historia, como en Alien (1979) donde un alienígena va aniquilando a la tripulación de una nave, o en Contacto (1997) en la cual el personaje de una astrónoma interpretado por Jodie Foster recibe instrucciones para realizar un viaje hasta la estrella Vega.
Las científicas remarcaron un quiebre en el modo en qué venían perfilándose los argumentos en contexto con el fin de la carrera espacial, tan prometedora en las décadas del sesenta y setenta. Las películas narraron entonces conflictos políticos alrededor de los viajes hacia el espacio y casos donde hubo problemas técnicos como en Houston, tenemos un problema (1995), Abandonados en el espacio (1969) y Capricornio 1 (1977).
Destino popular
Marte parece ser a lo largo de las décadas el destino más elegido por el hombre para pensar en “conquistar” el espacio. Dos grandes escritores de ciencia ficción lograron que sus palabras inspiraran a lo largo de los años a creadores audiovisuales: H.H Wells y Ray Bradbury. El primero, en 1898 publicó “La guerra de los mundos”, que describe una invasión marciana a la Tierra, y esa gran historia se llevó al cine en 1953 y en 2005. El segundo, en 1950 publicó “Crónica Marcianas”, una serie de cuentos sobre la llegada a Marte y su colonización. A pesar de que nunca se llevó a un cortometraje, en 1980 se televisó una miniserie de tres capítulos con parte de la historia.
Otros films con destino a Marte fueron: Flash Gordon en Marte (1938), Cohete a Marte (1950), Vuelo a Marte (1951), Robinson Crusoe en Marte (1964), Planeta Rojo (2000) y Misión a Marte (2000). Lo interesante de las últimas dos fue que la NASA brindó asesoramiento para su realización y cedió imágenes exclusivas y reales.
Los comodines
Las científicas, entre chistes, criticaron que las erupciones solares y los eclipses fueron, muchas veces, el justificativo para las tramas de las películas. En Los cuatro fantásticos (2005) el sol les da a los héroes poderes especiales y en un capítulo de Los Simpson un eclipse frena al monorriel fuera de control que amenazaba a la ciudad.
Por otro lado, la luna llena se asoció siempre a los hombres lobo, como en El lobo (1994), Cavernícola (1981) y El lobo americano (1981); su sola presencia provocaba la transformación. A veces, sin embargo, esta fase de la luna apareció por puro romanticismo, al igual que los cometas, que tuvieron su momento rosa en Un amor para recordar (2002), pero también su momento destructivo en Impacto profundo (1998).
Para Estela y Beatriz la recopilación de películas y series continúa, al igual que su pasión por la astronomía y por transmitir conocimiento a la gente. Al final, invitaron a los espectadores a proponer nuevos títulos a la lista y a quedarse a presenciar “Viaje a la luna” (1902) de George Méliés, un corto de 15 minutos que cuenta cómo unos astrónomos (con todo el aspecto de arlequines) llegan a la Luna y se encuentran con selenitas. Una verdadera joya del cine.