El próximo sábado 12 de marzo, la Feria de proyectos sociales “Qué hay detrás” tendrá su segunda edición en la ciudad de Buenos Aires, con el objetivo de compartir sus producciones y experiencias para seguir creciendo colectivamente.
Por Bárbara Dibene
El diciembre del 2015, “Que hay detrás” tuvo una experiencia inicial exitosa, con varios emprendimientos mostrando sus productos de calidad artesanal, como cuadernos, macetas, dulces y mermeladas, artículos de decoración y textiles. Pero el plus -lo realmente valioso- fue la charla que los visitantes podían tener con los productores, que trabajan con mucho esfuerzo para mantener con vida sus proyectos.
Marcela Bonifacio es una las participantes de la Feria, y parte de la Asociación Civil y Cultural sin fines de lucro “Yo no fui”, que trabaja en proyectos artísticos y productivos en los penales de mujeres de Ezeiza y, afuera, con las mujeres que salen en libertad. La iniciativa comparte espacio con emprendimientos que, según Marcela, tienen en común haber nacido como “respuesta a alguna necesidad insatisfecha, como la falta de trabajo por vivir en un lugar marginal, la falta de oportunidades por haber estado privado de la libertad, la imposibilidad de desarrollar un oficio por estar en alguna institución fuera del ámbito laboral, etc”.
En consecuencia, se generaron propuestas diferentes para poner en marcha las capacidades individuales, generar trabajo y lazos sociales, y fortalecer el sentimiento de lo colectivo y cooperativo.
“Detrás de cada proyecto, de cada cooperativa, hay historias que merecen ser contadas, historias de gente que decidió ser protagonista de su propio desarrollo, gente que decidió unir fuerzas y crear proyectos productivos transformadores de trabajo e inclusión. Somos un grupo de emprendedores que trabajamos en diferentes ámbitos, pero todos con un objetivo en común: Poder crecer a partir del trabajo cooperativo”, por eso la Feria se nombró “Qué hay detrás”.
Y detrás hay gente que tiene metas por lograr y objetivos claros, “se levantan cada día para estar un pasito más adelante de concretarlo y nunca bajar los brazos. Cada miembro de cada uno de los proyectos es vital en cada espacio de trabajo, ese es el espíritu cooperativo, en esto no hay jefes ni subordinados, hay trabajadores desarrollando sus capacidades, agradecidos de hacer lo que a cada uno nos gusta, en un espacio de colaboración y respeto”.
Respecto a Yo no fui, Marcela relata: “Hace muy poquito pudimos finalmente conformarnos como una cooperativa de trabajo. Este paso es fundamental para nosotros para poder trabajar en forma más ordenada y pensar en un crecimiento. Para nosotrxs es un logro ya que la ley 20337 en su artículo 64 prohíbe que personas que hayan estado condenadas por ciertos delitos contra la propiedad puedan ser parte del consejo de administración de una cooperativa hasta 10 años después de su “rehabilitación”, cerrando nuevamente una posibilidad de trabajo real y genuina para quienes ya recuperaron su libertad”.
La invitación queda entonces abierta para el día sábado 12 desde las 13 y hasta las 20hs, en Bonpland 660, ciudad de Buenos Aires.
Algunos de los participantes
CicloPapel es un emprendimiento social en Salud Mental, que se desarrolla desde 1998 en el Hospital. Borda, en el servicio de terapia ocupacional.
Dulx es una empresa que impulsa el cambio social a través de la elaboración de alimentos artesanales.
Amadora realiza productos y trabajos de costura, armado y otros. Son un grupo de mujeres de la zona sur del GBA.
Esquina Libertad es un proyecto cooperativo de imprenta, encuadernación y diseño, intra y extramuros.
Rancho Aparte es una agrupación que trabaja desde distintos frentes relacionados con la experimentación artística y cultural, otorgándole predominancia al trabajo grupal y a la creación colectiva e impulsando el desarrollo de lazos solidarios. Comenzaron su trabajo el 2011 en la Unidad 46 del Complejo Penitenciario San Martín, Provincia de Buenos Aires. Actualmente las actividades se llevan a cabo en forma autogestiva, sin apoyo público ni privado.
Cooperativa hombres y mujeres libres nace de la necesidad de tener un trabajo digno, autogestionado por sus propios actores; personas liberadas y familiares de liberados, asumiendo la responsabilidad de la economía social a través de igualdad e inclusión para todos los compañeros en estado de vulnerabilidad. Se dedican a la confección de prendas textiles de distinto tipo, articulando con distintos actores sociales e intentando contribuir a la transformación social.