Una chica atrapada en la red de trata es la “Beya” de la historia que imaginó Gabriela Cabezón Cámara y que Marisa Busker adaptó para diseñar un unipersonal donde ella misma se pone en la piel de una prisionera.
Por Bárbara Dibene
Fotos: cortesía de la entrevistada
“Beya, le viste la cara a dios” es una novela con un duro relato que narra las vivencias de una mujer cautiva en el sistema de la trata; su forma de sobrevivir es alejar su conciencia del propio cuerpo y entregar su destino a Dios. Marisa Busker, actriz y directora, conoció a la autora de casualidad en un viaje de avión: “Yo volaba hacia a la India y Gabriela hacia España. Yo llevaba sus dos libros conmigo. Ella me autografió Beya. Y lo elegí. Beya tenía grandes recursos para ponerlo en escena, además de ser una historia con una sola gran protagonista: esta mujer raptada, privada de su libertad y un relato que cuenta cómo es su vida dentro de un puticlub”.
Desde allí, Marisa comenzó a trabajar en la adaptación de la novela a la escena, un proceso duro e intenso de reconocer al personaje y la situación. Luego de aprender el texto de memoria, que está escrito con rima octosilábica (como el Martín Fierro), comenzó a meterse en el contenido. “El relato es muy potente, sobre todo en los primeros dos capítulos y necesité entrenamiento extra para sobrellevarlo. Tuve que buscar e inventar momentos de distensión para poder resistir esa energía tan potente”.
Para acompañar lo dicho –y lo no dicho- eligió especialmente una banda sonora, que desde el inicio “hace latir el corazón y aprieta o distiende”: tres escalas indias, cuatro grupos de sonatas para piano de John Cage, y el Misericordia y el Gloria de Bach, entre otras obras.
El estreno llegó este año en enero al Teatro La Lunares y luego se programó en julio y agosto en Ambigú. Tras el éxito, ahora es momento de una nueva reposición.
Entre el público, Marisa contó con la presencia de Margarita Meira, una madre directamente afectada por la trata. Su hija Susana desapareció en 1991 y fue encontrada sin vida tiempo después. “Al final de la obra, presenté a Margarita y ella empezó a contar sus propias experiencias vinculadas a lo que había visto en escena. Ese momento de encuentro fue muy bueno para todos. Permanentemente, aunque cueste creerlo, están desapareciendo pibas y muchas aparecen, pero muertas. Estamos conviviendo con esas realidades. Es una atrocidad”.
10 años del Laboratorio del Performer
El espacio, fundado por Marisa en 2006, está dedicado a la Figura del Performer, “entendida ésta como síntesis de un cuerpo performático a partir de las Artes Escénicas en su conjunto (danza-teatro-música)”.
A modo de festejo, durante octubre podrá verse el unipersonal “Beya” los días 1, 8 y 15 de octubre a las 21 horas en Vera Vera Teatro (Vera 108, CABA). Una hora antes de las funciones, habrá una demostración/desmontaje. El precio de la entrada es de 100 pesos y pueden hacerse reservas a través de www.alternativateatral.com.
También, la invitación es a participar de un taller de dos domingos sobre la conformación del cuerpo del performer (9 y 16 de octubre de 16 a 20 horas). Para más información, pueden comunicarse con el laboratorio a través de su página oficial de facebook.