Hay que ver al Indio Pachi cuando empieza a guitarrear: un documental sobre la leyenda

El campo y la guitarra unen a través del tiempo a dos músicos. Fernando Morales, oriundo de Pergamino, se propuso rescatar del anonimato al Indio Pachi, gran compositor y picapedrero de Cerro Colorado, aquel lugar del norte cordobés que Atahualpa Yupanqui eligió para levantar su casa. En el documental  “PACHI La leyenda, la Historia” podremos conocer a una figura que se convirtió en mito.

 

Por Álvaro Vildoza

Fotos: gentileza de prensa de Pachi

Fernando Morales, músico, hombre de campo, llegó por primera vez en el 2000 a Cerro Colorado persiguiendo las huellas de Atahualpa Yupanqui. Es que Don Ata construyó allí su casa y marcó ese sitio en el mapa de la historia del folclore argentino. En Cerro Colorado también vivió el Indio Pachi, Don Patricio Barrera, el picapedrero, el músico anónimo, el amigo de todos, el mito del guitarrero zurdo. Y de esto se trata esta historia.

Un festival de música fue la excusa que llevó a Fernando a transitar los 639 kilómetros que separan a Cerro Colorado de su hogar en ese entonces, Pergamino. Los tres días del festival se hicieron un mes, y fue en el patio de una casa del pueblo donde armó su carpa y empezó a respirar el mismo aire que inspiró las melodías más trascendentales de nuestra identidad. Ese patio daba a una casa con habitaciones para los visitantes del pueblo. Esa casa, un rancho largo de barro, era el hogar de Doña Blanca, una cordobesa de pelo canoso que refugió a Fernando cuando se acercaba una tormenta, y se convirtió en una especie de abuela para él.

Entre fueguitos, sopas y vinos compartidos, relatos y fotos antiguas, Blanca comenzó a dibujar la figura de su marido, fallecido en agosto de 1987, dueño y nombre de la chacarera que compuso “El Chango” Rodríguez: “Hay que ver al Indio Pachi / Cuando empieza a guitarrear, / Hasta las piedras se ablandan / En el Cerro Colorao”. Se despertaba al mismo tiempo una curiosidad en Fernando que lo haría volver al pueblo durante años hasta estrenar un documental que trae al presente y para siempre al Indio Pachi.

¿Cómo se hace un documental? ¿Qué me gustaría saber a mí del Indio Pachi? ¿Quién puede ayudarme?

En 2008 llegó a Cerro Colorado desde Pergamino, a caballo, para el centenario de Atahualpa. Una vez más, la mesa de Blanca, se llenó de archivos, de cartas, de fotos. Más tarde apareció una caja en un ropero de la casa, con obras, discos LP y registros de música compartida con Aníbal Sampayo y otros artistas.

“A ver, Don Pachi, ¿tiene algo nuevo?”, dicen que decía Atahualpa, y ahí se pasaban tardes enteras tocando la guitarra. La amistad entre ambos trascendía fronteras y son varias las postales de puño y letra de Yupanqui, escritas desde distintos lugares del mundo, que Blanca atesoraba.

Luego de escuchar algunas grabaciones en cassettes que le acercaban, Fernando sacó de oído las canciones de Pachi para integrarlas a su repertorio. Buceó en su biografía y su paisaje para interpretar mejor sus obras. Cuando su interés sobrepasó lo musical, acudió a su amigo Hugo Mamaní para empezar a darle forma a un documental audiovisual que les llevaría 2 años entre producción, rodajes y montaje.

“Yo no sé qué me han hecho tus ojos”, un documental del 2003 realizado por Lorena Muñoz y Sergio Wolf sobre la leyenda del tango, Ada Falcón, fue una de las tantas películas que Fernando miró y analizó antes de abocarse a la tarea de guionista y director. “Yo soy músico”, se define, y desde ahí hace, se acerca, busca, escucha.

Otros vecinos del pueblo, su ahijado Don Ibarra, el párroco, el dueño del boliche, fueron dándole forma (“el cuero de la persona”, dirá Fernando) al Indio Pachi con sus recuerdos y testimonios; algunos revivieron también los rasguidos de su guitarra, que tocaba sin cambiar las cuerdas, con la precisión natural que, para Fernando y otros tantos músicos, le daba el campo. Otros describieron la humildad, hospitalidad y generosidad de Don Pachi, mantenidas por Blanca, y relataron cómo el picapedrero recogía piezas originarias cuando las encontraba y las entregaba al parque arqueológico.

En 2010, Fernando hizo su hogar en la ciudad de Córdoba y desde allí junto a su pequeño y comprometido equipo de producción, integrado por Evangelina Ghelli, Hugo N. Mamaní, Nicolás Ceballos Figueroa y Paula Fassina, viajó los fines de semana a Cerro Colorado, durante un año, a modo de aventura cinematográfica. En esos días, incluso, logró hacer tomas aéreas no con drones ni aviones sino gracias a la colaboración de los operadores de una grúa municipal, que tenían el encargo de desarmar unos nidos allí cerca.

La música original de la película también estuvo a cargo de Fernando, y el tema principal lleva su letra y música de Bruno Arias, quien tras un encuentro en el Festival de Cosquín, a pocos días de cerrar el montaje, se comprometió a componer la chacarera del final, en homenaje a Blanca. Es que la compañera de Pachi murió antes de poder ver el documental terminado, y se llevó con ella el primer final de la película, para darle paso a ésta, su canción.

La historia de la leyenda de Pachi ya recorrió varios pueblos y ciudades del país, y en mayo llegará a La Plata el 7 y a la Biblioteca del Congreso de la Nación, el 8. También existe un proyecto de llevar la experiencia y el legado de Don Patricio Barrera a un libro y acercar así su música a las nuevas generaciones de intérpretes.

Fernando prepara actualmente un nuevo disco y las grabaciones se alternan con las exhibiciones de la película, en un ida y vuelta con un maestro que no pudo abrazar, pero que sin duda conoció profundamente. “Ustedes hubieran sido grandes amigos”, le decía Blanca, escuchando su guitarra.

Pasaron por aquí y dejaron su firma...

Alvaro Vildoza

Periodista y explorador audiovisual en Internet, siempre buscando hacer de Transeúntes, un sitio web innovador en la forma de contar el mundo.

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