Se estrena en La Plata el documental de Nicolás Purdía y Pablo José Rey el jueves 23 en el Cine Select. El 24, la proyección contará con la presencia de los realizadores.
Por Álvaro Vildoza
Santa Vera Cruz es el punto en el mapa. Oasis verde en el camino de la “costa” riojana, es hogar de unas 90 personas, que viven del trabajo en la tierra o del turismo. Allí se desarrolla el documental “Un lugar en el tiempo”, un proyecto que tuvo origen en 2012 y que este año se estrenó, primero en La Rioja y luego en el cine Gaumont con sala llena. Llega a La Plata apenas un mes después.
La mirada de los realizadores se fue transformando a medida que el equipo viajaba desde Buenos Aires para el trabajo de campo y el rodaje, explica a Transeúntes uno de sus directores, Nicolás Purdía. Desde el primer encuentro con la geografía, el lugar y las experiencias de vida de sus habitantes fueron convirtiéndose en puntos de interés. Había mitos, un ex presidente que vivió a unos pocos kilómetros de allí, un castillo extravagante y un conflicto latente que se hacía universal en todos los pueblos cercanos: la falta de agua y de oportunidades para los más jóvenes.
Cuando el proyecto empezó a tomar forma, luego de ser finalista y más tarde ganador del Premio Raymundo Gleyzer, los productores (el tándem Purdía y Rey, más el director de fotografía Guido De Paula) establecieron 3 fechas importantes para organizar los cuatro viajes de rodaje: las elecciones locales, en otoño, la época de cosecha, y el rally de burros, una carrera en la que compiten los mejores jockeys de la zona, en tiempos cercanos a la chaya, en verano.
De esta manera se acercaron a gran parte del pueblo para capturar en imágenes y sonidos su día a día y sus reflexiones. Así, tomaron protagonismo Pedro, un guía foráneo que compró el Castillo de Dionisio “único por su impronta gaudiana fuera de Barcelona” y creyente del poder desarrollador del turismo; Marcial, un hombre de 70 años que mantiene una gran finca de manera impecable; y Mingo, uno de los pocos jóvenes que aún habitan Santa Vera Cruz por decisión propia, para trabajar el campo como los más viejos.
El documental tiene una potencia visual muy bien lograda por De Paula, lo que hace que la invitación a disfrutar de la película en pantalla grande sea muy necesaria. En mitad del horizonte que frenan los cerros, se ve el cotidiano de los pobladores, en una rutina alejadísima de la de ciudades como Buenos Aires o La Plata. Se verá sangre y se verán asados. Y los espectadores decidirán si espantarse, tapándose los ojos, como pasó en el estreno porteño, o dejarse invadir por las costumbres en vías de extinción de tantos pueblos argentinos.
Purdía dice que la política no es el tema de la película, sino que se trata de observar la vida de la personas en un pueblo de 90 personas en la montaña, en La Rioja, en Argentina. Afloran así la soledad, la vejez y la falta de jóvenes como las problemáticas principales de los protagonistas.
Los realizadores apuntaron desde un principio a la idea de que “pintarás tu aldea y pintarás el mundo”, en un intento de comprender qué ocurre en otros lugares remotos del país. Es en ese contexto, que las elecciones provinciales aparecen en el documental para movilizar el relato, cuando en momentos de campaña salen a la luz el descreimiento, los conflictos y las esperanzas de los locales.
La película tiene un humor filoso. Es un documental que se terminó de construir en el montaje, reconoce Purdía, y que lleva impregnada una mirada que se hace cargo de dónde viene, que es justamente de afuera del mundo que muestra. Eso la hace todavía más interesante, ya que no es una película cómoda, y filma a sus personajes convencidos de lo que creen, a pesar de que esas creencias se distancien de las de los citadinos.
En el pueblo, cincuenta piensan una cosa, y cincuenta piensan otra, dice uno de los lugareños. La “mutación”, como observa Purdía, se da en cuanto al desarrollo económico del pueblo. Están los que bregan por la producción agropecuaria sustentable y están los que, como Pedro, buscan hasta en los detalles estelares la manera de impulsar el turismo. En el medio está, o más bien falta, el agua.
El equipo técnico de la película se termina de componer con el sonidista Francisco Seoane y el editor Lautaro Colace.
Un lugar en el tiempo se vio por primera vez en abril, en la capital riojana y en Santa Vera Cruz, en el salón de un club frente a la plaza principal. Semanas más tarde, se exhibió en cines de Salta, Tucumán, Córdoba y Jujuy y fue parte de la plataforma Cine.ar Estrenos. Hoy, continúa el circuito en los Espacios INCAA en todo el país.