El viernes por la tarde el Centro Cultural Olga Vazquez fue clausurado por la Municipalidad de La Plata alegando que el lugar no está habilitado para realizar “actividades culturales y exigiendo documentación propia de locales comerciales”. Sus gestores y el enorme círculo de personas que participa de sus actividades exige una solución.
Por Bárbara Dibene
El Olga Vazquez, ubicado en 60 entre 10 y 11, tiene más de once años de trabajo en la cultura de la ciudad de La Plata, realizando diferentes talleres todos los años (desde biodanza hasta percusión y encuentros literarios), emprendimientos autogestivos con más de 80 trabajadores, el mantenimiento de dos bibliotecas populares y la difusión de una radio comunitaria con más de 3 años de antigüedad.
Desde la organización esperan hace años que se cumpla la ordenanza N° 10.463 de Régimen Fomento para Espacios Culturales Alternativos (aprobada en 2008), que contempla, entre otras cosas, la habilitación como centro cultural para realizar actividades artísticas en vez de ser tratados como comercios nocturnos. Específicamente en su artículo segundo declara como espacios culturales alternativos a “los espacios multifuncionales donde se realicen actividades culturales, artísticas y de educación no formal, administrados por entidades de Bien Público y que cumplan con los requisitos legales pertinentes para su funcionamiento”.
En el descargo que están haciendo circular por redes sociales, desde el Olga son tajantes: “Creemos que al no instrumentar la ordenanza anteriormente citada se evidencia la visión no inclusiva como Estado de la construcción de la cultura”.
Esta situación de descontento y vulnerabilidad se vio también en el último tiempo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con la clausura de 9 espacios culturales, entre ellos Ciudad Cultural Konex, Makena y Salón Pueyrredón. Estas acciones generaron revuelo por la reciente aprobación (no vigencia) de la Ley de Centros Culturales.