Desde abril de 2010, en el Hospital de Niños de La Plata Sor María Ludovica, funciona la Biblioteca Ambulante. Integrado por hombres y mujeres que trabajan de forma voluntaria, el espacio intenta ofrecerles a quienes asisten al hospital otra manera de percibirse como pacientes a través de la literatura, el juego y de diferentes expresiones artísticas.
Por Yésica Sagliocca
Imágenes: Biblioteca Ambulante y Transeúntes
Todo empezó con un carro que sólo transportaba una veintena de libros y recorría cada sector del hospital en donde podía llegar a haber algún niño o niña. Pasaba por las salas de espera, por los patios del hospital y les ofrecía la posibilidad de realizar distintas actividades como leer, dibujar o jugar. La intención era recrear y transformar el momento de espera que tenían pacientes y familiares . De a poco la biblioteca fue creciendo, tanto en la cantidad de materiales como de personas que se acercaron y empezaron a sumarse al proyecto.
Victoria Barbieri, voluntaria de la biblioteca y trabajadora social del Hospital de niños Sor María Ludovica, resalta que el objetivo de la Biblioteca Ambulante es garantizar el derecho de los niños de forma integral. Muchas veces los niños y niñas pasan de tener un nombre, y una vida cotidiana, a ser solamente “Cama 5” o “la que tiene apendicitis”. Es decir, en vez de ser reconocidos como sujetos son sólo un número de cama o una patología. Entonces, la idea es que recuperen su rol de niños, que puedan expresarse y, sobre todo, hagan actividades que los dispersen y que apoyen su identidad en ese momento.
“Apuntamos a la promoción de la lectura, pero a su vez intentamos hacer un acompañamiento en el proceso de internación y hacer que aunque estén atravesando esa situación (que estén internados o que tengan que asistir al hospital dos o tres veces por semana, o pasar varias horas por tratamientos ambulatorios, por ejemplo ) puedan acceder a sus derechos como chicos”.
Propiciar espacios de expresión para ellos es otra de las cosas que se promueven desde la Biblioteca. “La idea es abrir otros canales a través de los cuales los chicos se puedan expresar, solicitar qué es lo que quieren”.
La recepción de los chicos siempre fue muy buena y enseguida se apropiaron tanto del espacio físico que en la actualidad ocupa la Biblioteca ambulante, como de todas las actividades que esta ofrece. Se interesan mucho por el dibujo, por los juegos y también por los libros.
Con el correr de los años se modificó favorablemente la respuesta del personal del hospital. Gracias a la presencia sostenida y el trabajo de la Biblioteca, enfermeras, médicos y trabajadores del servicio social, los tienen en consideración y se acercan a pedir materiales.”Se fijan si hay chicos o chicas que estén solos, les preguntan qué les gustaría hacer y nos consultan si podemos acercar dibujos para colorear, lápices, juegos de mesa o libros para que los chicos no se aburran”.
Al principio había una cierta resistencia de algunos sectores y eso fue cambiando. “La resistencia pasaba por no considerar relevante, quizás porque acá, como en cualquier institución de salud lo que tiene más peso es el modelo biomédico. La atención puntual de aquello que le está pasando biológicamente a ese nene o nena. Nosotros, sin dejar de atender a esas cuestiones, lo que intentamos es focalizar en otros aspectos del niño que no son considerados desde la medicina.”
Desde la Biblioteca Ambulante además de la promoción de la lectura y las actividades lúdicas, se han realizado obras de teatro, taller de títeres, radio , stoup motion (técnica de animación con objetos estáticos) y cine ambulante (actividad en donde se proyectaron cortometrajes en diversas salas del hospital). Estas actividades se enmarcan en el proyecto Palabras Ambulantes , coordinado y financiado por el Voluntariado Universitario dirigido por la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata, a instancias del Ministerio de Educación de la Nación.
Sobre las paredes y las puertas de los muebles que hacen de biblioteca están los recuerdos que dejan los chicos y chicas que pasan por ahí. Ya sean dibujos o mensajes, en los colores y las muestras de afecto está el motor que impulsa a los voluntarios seguir trabajando.
Victoria rescata frases que son comunes en la mayoría de los carteles : “que lindo es venir a la biblioteca”. A su vez recuerda un hecho que a ella y a sus compañeros los emocionó. La escuela Anexa de La Plata había hecho una donación y dentro de las cajas en donde había lapices, libros, fibras y hojas, se encontraron en una cajita adornada con una carta de una nena que decía : “Mejorense chicos del hospital, que se sientan mejor y que jueguen mucho.”
La biblioteca se llena con libros y voluntades
Desde sus inicios, la Biblioteca Ambulate se puso en movimiento gracias a la colaboración de voluntarias y voluntarios que sumaron su trabajo pero también aportaron los primeros libros que, a bordo del carro, salieron a recorrer el Hospital de Niños.
Fue a través de un subsidio de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia que lograron conseguir el mobiliario y parte de los materiales con los que cuentan en la actualidad. Sin embargo, la mayoría de las cosas con las que cuentan son producto de donaciones luego de realizar campañas en escuelas y enviar notas a organizaciones y a editoriales.
Victoria Barbieri, remarca la importancia que tienen las donaciones. Escuelas e instituciones privadas han aportado gran cantidad de materiales como libros, cuadernos, hojas lápices y crayones. Su intención es que a los chicos no les llegue “el descarte”, por lo que hacen hincapié en poner a disposición libros en buen estado y de buena calidad.