La percusión, el humor, las coreografías absurdas y los ritmos africanos llegan a La Plata en un espectáculo que propone traspasar las barreras del escenario y conquistar la risa de todos los que se animen a verlo.
Por Bárbara Dibene
Fotografía y video: facebook y canal oficial
Sai Sai es el nombre de la propuesta músico-teatral que hace poco más de diez años surgió entre un grupo de percusionistas apasionados por saber más sobre la música africana. El estilo y la cultura del continente los atrajo, y por eso le dedicaron mucho tiempo al estudio e interpretación de sus ritmos.
“Al principio tratamos de aprender y emular el significado de las canciones. Cada ritmo africano tiene una connotación cultural muy fuerte. Hay ritmos que se tocan cuando hay una fiesta, hay otros para trabajar, para bautismos…en algunos países, en lo que es África del Oeste, el djembé es como un regulador de la vida”, cuenta Juan Pedrotta, uno de los cinco integrantes de Sai Sai.
Con el paso de los años, el grupo tuvo la necesidad de transmitir algo propio y comenzó la búsqueda sobre cómo reflejar sus actos cotidianos utilizando los instrumentos como herramientas. También se decidieron por la teatralización de las canciones y la construcción de un guión en conjunto con su director artístico.
El desafío de dejar de ser “sólo” músicos, se reflejó en las habilidades que cada uno empezó a incorporar. “Tuvimos que empezar a estudiar y desarrollar principalmente el teatro físico, el clown y la conciencia del escenario. Todo con la intención de traspasar las barreras del intérprete musical y transformarlo en una historia que no necesariamente tenga un correlato literal, sino que sea un mensaje que se quiere dejar con su libre interpretación, con guiños y un marco muy concreto”. En el caso puntual de Juan, esta segunda formación se dio naturalmente: “Busqué generar una risa, interpelar al espectador y lograr una conexión verdadera a través del arte, a través de una mirada, de una complicidad, de un chiste o un abrazo”.
Un formato único
Sai Sai promete música africana más humor elegante (y delirante). Los protagonistas, vestidos de traje, representan la cotidianidad de cinco músicos cuya rutina es la percusión. Con gags, coreografías y el siempre presente djembé procuran reflejar relaciones personales, conflictos, miedos y pasiones.
“Con este formato -llamado Pequeños Bandidos- se pretende hacer partícipe al espectador a través de todas las situaciones que se plantean desde el escenario. Buscar una complicidad a través de la imagen y la música. Es para sentarse y ver”, cuenta Juan, que sin embargo anticipa que a veces se baja del escenario para generar situaciones chistosas con la gente.
“Yo creo que el punto fuerte del espectáculo es que es algo que realmente la gente nunca vio. Sólo desde lo musical desarrollamos una gran complejidad y estética con algunas canciones que tienen más de diez años. Les damos además un formato único a través de la imagen y el teatro fusionado con una sincronía bastante linda”.
Actualmente el grupo está compuesto por Santiago Piriz (djembé, dun dun y semillas), Juan Pedrotta (djembé, dun dun y semillas), Sebastián Schneier (djembé, dun dun, semillas y kalimba), Javier Perez (djembé, dun dun, semillas y n´goni) y Matías Marro (djembé, dun dun, semillas y krin).
Lo mejor es que algunos, como Juan, Santiago y Sebastián se conocen hace más de quince años, algo que es determinante en el espectáculo. “Para lograr esto tenés que confiar mucho en el otro y dar lugar a investigar y arriesgar en un terreno que a veces es difícil para un músico, tratar de actuar o de traspasar esa función de intérprete. Hoy somos todos amigos y eso le da mucho poder y mística al trabajo final”.