Nadie es ajeno a las olas de calor y de frío, las inundaciones reiteradas, la escasez de agua, y esa siempre presente sensación de que algo está cambiando. Es imposible negarlo, y más aún luego de que más de 800 científicos de 85 países organizaran durante siete años la investigación más completa del mundo sobre cambio climático: el Quinto Informe de Evaluación (AR5).
Nota e infografía por: Bárbara Dibene
Fotos: oficial IPCC
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es el encargado, desde 1988, de realizar un exhaustivo trabajo de recopilación de información científica, técnica y socio-económica sobre la problemática y ofrecer a los estados un resumen para que establezcan líneas de acción con base científica. Para lograr su objetivo, realizan un largo proceso que comienza con la nominación y selección de contenidos y profesionales por parte del Comité ejecutivo del IPCC; continúa con la presentación de los borradores que cada investigador genera, y finaliza con una corrección multitudinaria en el marco de un plenario.
Los científicos se organizan en tres grupos de trabajo, lo que permite que varias aristas del problema sean tratadas en profundidad: el I está enfocado en las causas del cambio climático, el II en sus consecuencias, y el III en las formas posibles de contrarrestarlo.
Ante este caudal informativo, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación realizó una Jornada Regional de Capacitación sobre Cambio Climático para Comunicadores en la Universidad Di Tella, invitando a periodistas a conocer las bases del organismo, del Quinto Informe (AR5) y la terminología específica, para mejorar la forma en que llevan la noticia al público en general.
Las conclusiones más importantes que arrojó el AR5 fueron la incuestionable influencia humana en el sistema climático, el aumento de impactos severos de la mano del aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, y la certeza de que tenemos las herramientas y conocimientos para remediar la situación.
La palabra de los especialistas
Inés Camilloni, Doctora en Ciencias de la Atmósfera (UBA) y autora argentina del Grupo I, explicó que hablamos de cambio climático cuando existe una variación significativa y persistente en el clima (temperatura, lluvias, nivel del mar, entre otros fenómenos) durante un período largo de tiempo. Esas variaciones son consecuencias de “forzantes” naturales, como la radiación solar o la inyección de aerosoles volcánicos en la atmósfera, pero fundamentalmente de forzantes antropogénicos (causados por el hombre) por ejemplo, la desforestación, la urbanización y, fundamentalmente, el uso de combustibles fósiles que generan gases de efecto invernadero.
Sabiendo las causas, podemos entender mejor las consecuencias, de las que se ocupan los especialistas del Grupo II, como Eduardo Calvo, científico peruano y miembro de la Junta Directiva del IPCC. Él dio una de las metáforas más acertadas del calentamiento global con el experimento de la rana y una olla con agua hirviendo: si ponemos al animal directamente allí, salta, en cambio si la ponemos en agua fría y la vamos calentando, no lo notará y terminará muriendo. Esto quiere decir, que las personas no notamos los cambios, a menos que sean bruscos.
Lo que viviremos en caso de no cambiar nuestras conductas y modos de producción serán aumentos de temperatura -por lo tanto de mortalidad y enfermedades-, escasez de agua –que afectará la pesca, la minería y el turismo-, y aumento significativo de lluvias, entre otras cosas.
Por eso Gabriel Blanco, investigador argentino y coordinador del Grupo III, hizo hincapié en que la situación se superará con una reducción significativa de la emisión de gases de efecto invernadero. Esto implica ejecutar inversiones y desinversiones en el área energética, de transporte y producción, todo un cambio de la matriz económica de un país. Pero además, necesita de toma de conciencia, de soltar el consumismo ciego y modificar nuestros estilos de vida.
El cambio climático es de verdad, y ya llegó. Lograr reducir sus consecuencias es difícil, requiere de un compromiso global e individual, pero si no lo intentamos, ¿qué mundo esperamos habitar?
