Del 4 al 15 de mayo una ola de acciones directas se replicará en el mundo con el objetivo de hacerle frente a los proyectos de combustibles fósiles, y mantener al carbón, al petróleo y al gas bajo tierra.
Por Bárbara Dibene
Más lluvia, menos lluvia, más calor, más frío, más problemas de salud y seguridad alimenticia, más discusiones entre naciones. Así se perfila un año como tantos otros en los que Cambio Climático es el protagonista. Pero el 2016 además trae la incertidumbre sobre qué pasará con el acuerdo firmado en la Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21) realizada en París en diciembre pasado. Para que entre en vigor, deben ratificarlo, aceptarlo, aprobarlo o adherirse a él como mínimo 55 países responsables de al menos un 55% del total mundial de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
El dióxido de carbono resultante de la combustión de combustibles fósiles es la principal generadora de estos gases, y es a la vez nuestra principal fuente de energía para sustentar la industria, el transporte y el consumo de energía domiciliario. Además, la extracción, el procesamiento y la distribución de estos combustibles también contamina.
A partir de una certeza tan grande, se puso a disposición la plataforma online “Liberate de los combustibles fósiles”, para que las personas y las organizaciones “puedan nuclearse y participar en acciones a gran escala en todo el mundo”. Mayo no fue elegido al azar, es un mes decisivo antes de la ratificación del Acuerdo de París, y se espera con este movimiento lograr influir en las decisiones políticas y restar poder a las empresas.
El principal valor compartido de todas las acciones –que serán absolutamente pacíficas- es la certeza de que merecemos “un futuro energético justo y democrático, basado en un 100% en energías renovables”.
¿Por qué desear un futuro sin combustibles fósiles en Argentina?
Nuestro país genera el 0,88% de las emisiones de GEI de todo el mundo, obteniendo el puesto número 21 en relación con el resto de los países. El 43% de sus emisiones son generadas por sector energético, y en ese rubro, fundamentalmente por la industria y el transporte.
El Cambio Climático no se va a detener, y las consecuencias ya se hacen notar. Nuestro país es vulnerable por depender muchísimo de la actividad agrícola ganadera, y por ende, de ciertas condiciones de lluvias y temperaturas que van a modificarse en los próximos años; por tener poblaciones establecidas en zonas peligrosas, propensas a inundarse; y por un consumo de energía altísimo y una población que culturalmente no está acostumbrada al ahorro energético.
Pero tenemos una oportunidad de cambiar. En abril puede ratificarse el Acuerdo de París, en el que nuestro país se comprometió a mejorar en cuestiones energéticas proponiendo “una mayor participación de fuentes renovables no convencionales, la energía hidroeléctrica, la energía nuclear, la sustitución de combustibles fósiles por biocombustibles” y la puesta en marcha de “un conjunto de programas y acciones destinadas a la reducción de la intensidad energética del consumo”.
Ojalá Argentina tome entonces el largo camino –y el más saludable- hacia las energías renovables, la innovación y el cuidado ambiental. ¿Nos liberamos?