Este fin de semana se realizó en la ciudad de Buenos Aires la décima edición de La Noche de las Librerías, un encuentro imperdible para acercarse a la cultura y quienes la promueven constantemente.
Nota y Fotos: Noel Miranda
El sábado por la tarde, la calle Corrientes cerró el tránsito de vehículos y en el marco de la Noche de las Librerías abrió paso a libreros, lectores, artistas, intelectuales, músicos, periodistas y público de todas las edades que se reunió, debatió e intercambió saberes en una de las ciudades más aficionadas a la lectura del mundo.
Sin exagerar. Según un estudio del Foro Mundial de Ciudades Culturales, Buenos Aires se encuentra por encima de metrópolis como Hong Kong, Madrid, Shanghai, Berlín, Amsterdam, Londres, Nueva York, entre otras, con una cifra que enaltece la cultura porteña: se calcula que hay 25 librerías cada 100 mil habitantes. Este número se reflejó en las 80 mil personas que recorrieron las librerías tradicionales de la ciudad, ubicadas a lo largo de la Avenida Corrientes entre Libertad y Junín, hasta pasada la medianoche.
Los protagonistas fueron los libros, pero también se desplegaron charlas, entrevistas, talleres, lecturas, performance, exposiciones fotográficas, espacios artísticos para los más pequeños y música en vivo de la mano de distintos entendidos en el tema.
Una de las charlas más concurridas fue “Misterios y curiosidades de Buenos Aires” por Diego Zigiotto, que en 30 minutos derribó mitos y dudas sobre la enigmática ciudad porteña al ávido público que, a su vez, se apresuraba en responder las preguntas que planteaba el orador.
El rock también tuvo su lugar con Marcelo Fernández Bitar, Sergio Marchi y Richard Coleman que desenrollaron la historia de la emblemática banda argentina Soda Stereo y la evolución de los escritos referentes al rock nacional desde los 80´ hasta hoy.
El espacio para la danza quedó en manos de un panel a cargo de la consagrada ex bailarina de ballet Paloma Herrera, quien junto a Andrea Frigerio mantuvieron una amena entrevista sobre la autobiografía de la bailarina que, aunque está retirada de los escenarios, continúa con nuevos proyectos en otros campos –lanzó una marca de perfume con su nombre- y se desenvuelve en el terreno de la enseñanza.
Los niños tuvieron también un momento especial para pintar y dibujar junto a sus padres, que se acomodaban en los pequeños atriles de madera y admiraban a sus hijos concentrados en su obra.
El cierre del encuentro fue a puro ritmo folclórico con la cantante Soledad Pastorutti y su banda, que hizo vibrar a la multitud que disfrutó del show libre y gratuitito de la reconocida artista argentina.
Así, música, baile, historia y muchas aristas más de la cultura se hicieron presentes en La Noche de las Librerías que se realiza hace 10 años y que nuclea a otros espacios ubicados en diferentes barrios porteños como: Espacio Moebius, el Palacio de las Aguas Corrientes, Librería Helena de Buenos Aires, entre otros.
Por otro lado, entre el espíritu gozoso de los presentes, algunos libreros levantaron sus carteles cuestionando la falta de inversión del Estado en compras de libros, la fuerte baja en la edición de contenidos y el aumento de tarifas y alquileres que llevaron a reducir el número de trabajadores y en algunos casos, a cerrar las puertas de los locales. Recordemos el ejemplo de la librería Adán Buenosayres, que desató una masiva ayuda solidaria mediante las redes sociales el año pasado cuando su dueño hizo público el inminente cierre del local vía facebook.
De igual modo, fue el caso de los artistas, organizaciones culturales y transeúntes que rodearon el Teatro Presidente Alvear y pintaron en sus puertas: “1027 días cerrado, acá no hay obra” y cantaron al unísono “señor, señora, no sea indiferente, se cierran los teatros en la cara de la gente”, en reclamo al cierre y vaciamiento sistemático de distintos teatros porteños.
De alguna manera, la cultura se niega a morir en manos de los recortes, los aumentos del costo y la baja de las ventas. La Noche de las Librerías, está vez –como otras- reflejó el potencial de Buenos Aires en materia de escritura y lectura, pero dejó en claro que la crisis económica también llegó a la industria de los libros y los teatros públicos.