Dos diseñadores industriales con ganas de emprender y causar impacto, con la premisa de la conciencia ecológica y la necesidad de un consumo responsable, llegaron a la Fundación Garrahan para comprar la materia prima que deseaban. Buscaban así, crear objetos únicos en base a plástico recuperado.
Por Bárbara Dibene
Fotos: Facebook Proyecto Mutan
Las tapitas plásticas abundan. Muchos productos las necesitan y tras cumplir con su propósito inicial terminan convertidas en basura. Pero hace ya varios años las campañas para juntarlas y darles una nueva vida comenzaron a prosperar. Esa oportunidad fue vista por Luciano Bocchichio y Sergio Fasani, diseñadores industriales, quienes en su tesis de grado plantearon la posibilidad de generar nuevos productos con plástico reciclado y dotar de valor a las cooperativas.
“Luego nos dimos cuenta de que la idea era buena y empezamos a desarrollar la primera máquina para trabajar en esto. Hicimos muchas pruebas con plásticos diferentes, y así comprobamos la viabilidad del proyecto y cuál resultaba mejor. Nos quedamos con las tapitas porque era más viable. Hay muchas y la fundación Garrahan, entre otras organizaciones, tenían una gran cantidad a disposición. Supimos que siempre íbamos a tener stock”, cuenta Luciano en diálogo con Transeúntes.net sobre los orígenes de la iniciativa.
Respecto al stock no se equivocaron. Solo la Fundación Garrahan lleva recicladas 6.248 toneladas de tapitas desde 2006 -unas 2.499.200.000-, lo que colabora en la obtención de recursos económicos para apoyar el desarrollo integral del hospital y, por supuesto, contribuye en su compromiso con el medio ambiente.
“En 2016 finalmente creamos nuestras primeras lámparas. La cuestión del diseño fue un desafío y enseguida decidimos participar en la feria Puro Diseño. Fuimos al evento con una persona del Garrahan para que también pueda contar el impacto del reciclaje y que la gente vea a dónde van esas tapitas que tantas personas donan”. Y resaltó: “Los ingresos que se generan con esa acción van directamente al hospital y permiten que niños de todo el país tengan acceso a la atención médica”.
Puro Diseño les dio a Luciano y Sergio un gran empujón. A partir de allí, comenzaron a participar en distintas ferias y apostaron a la creación de otros objetos, como un banquito, una mesa y las “calesillas”.
Para ese entonces “Proyecto Mutan” ya era todo un hecho y se definió como un espacio de diseño de nuevos productos y al mismo tiempo, de la tecnología necesaria para transformar los plásticos post-consumo. También, se propuso crear “nuevas posibilidades para los materiales y para las personas involucradas en las organizaciones sociales involucradas en el proceso” y colaborar con el medioambiente.
Tras varios años en el camino del emprendedurismo, recientemente decidieron participar de Idea.me. A través de la plataforma de financiamiento colectivo piden ayuda para desarrollar una matriz de anteojos de plástico reciclado.
“Seguimos emprendiendo a pesar de la situación actual del país”, explica Luciano, mientras asegura que incorporó una visión “sustentable” de la vida. “En reuniones con amigos y familia trato de hacerles ver la importancia de tener un consumo responsable. Cada vez se consume y se descarta más. Eso impacta en el calentamiento global. Hay que pensar a quién le compramos. ¿Elegimos un producto muy barato hecho en China, por explotación de personas, o productos nacionales donde la cadena de valor es visible y el impacto es real?”, se pregunta con esperanza.
Mutan forma parte del colectivo Brotes, que a su vez lo componen Petit -que fomenta el reciclaje de botella PET con una máquina especial-, Plasticando -un taller recreativo y experimental para el reciclaje de plástico post-consumo- y Compostate Bien que construye composteras hogareñas-.
Hasta el momento, el proyecto Mutan utilizó 1250 kilos de plástico y logró un ahorro de 2501250 litros de agua. Por cada lámpara que va a un hogar se reciclan 600 tapitas. ¿Te imaginás el ahorro a largo plazo y replicado por cientos de proyectos similares?
El programa de Reciclado de Tapitas de Plástico de la Fundación Garrahan
La iniciativa nació en 2006 con el objetivo de “obtener recursos económicos para apoyar el desarrollo integral del Hospital Garrahan” y “contribuir a la protección del medio ambiente, alentando los hábitos adecuados para su defensa permanente”, entre otras premisas.
En detalle, los ingresos de la Fundación se invierten en el funcionamiento y sostén de la Casa Garrahan, compra de equipamiento médico de avanzada tecnología, compra de insumos, reparación de equipamiento de alta complejidad, formación y capacitación de médicos y enfermeras, ayuda social, mantenimiento edilicio y fomento de otros programas.
Cualquiera puede participar, solo hace falta voluntad. “Que hoy un niño desde que comienza a socializar, pueda sentir que con una tapita está ayudando a mejorar la salud de otro niño es tan conmovedor como apasionante”, aseguran desde la entidad.