El cielo de La Rioja se llenará de colores. Más de 90 pilotos de élite participarán en la Copa del Mundo de Parapente que se celebrará por primera vez en la provincia, del 20 al 27 de octubre. La historia detrás de este evento de jerarquía y la palabra de dos referentes del deporte.
Por Álvaro Vildoza
Fotografías: gentileza de la Asociación y de la entrevistada
Para Marco Escudero, presidente de la Asociación Riojana de Vuelo Libre esta Copa del Mundo (Paragliding World Cup) es un sueño por hacerse realidad. No fueron pocos los problemas que se tuvieron que resolver en un contexto de pandemia e incertidumbre para alojar una de las cinco fechas que se organizan en distintas ciudades del mundo cada año. La Rioja, gracias a la gestión del piloto cordobés Martín Romero Garayzabal, referente nacional e internacional, logró meterse en el selecto grupo de puntos del planeta que permiten un excelente vuelo deportivo de competencia por sus características térmicas y meteorológicas.
La rampa de lanzamiento, ubicada en el El Morro, en el Cerro de la Cruz, detrás del dique de Los Sauces, a unos 25 kilómetros del centro de la ciudad Capital, está de estreno. La plataforma, compuesta por una rampa de 50 por 23 metros con orientación este, otra de 25 por 25 metros con orientación noreste y una rampa de 25 por 30 metros al sureste, permite un despegue óptimo para un gran número de pilotos. Aunque es uno de los puntos tradicionales de encuentro de los deportistas hace unos años, con el tiempo el viento cambió y el gobierno provincial impulsó una obra para corregir la orientación del perfilamiento en el cerro.
“La ciudad Capital es muy seca, casi no registra lluvias, lo que permite volar todo el año. Tampoco es un lugar ventoso, y tiene mucha amplitud térmica. Todos esos son los factores determinantes que la hacen tener mucho potencial para el vuelo libre”, explica Marco.
Cuando hay competencias o vuelos recreativos, quienes miramos desde tierra firme podemos observar a los pilotos planear y, de repente, formar entre todos unos enjambres coloridos que giran en el cielo. Se trata de la búsqueda del núcleo o el punto mayor de ascendencia de una corriente térmica que hacen los deportistas para elevarse y alcanzar la mejor altura para luego desplazarse a otro punto. Es un proceso que se repite, siempre en búsqueda de nuevas térmicas para trasladarse o extender su permanencia en el cielo.
Este aire caliente es el resultado del impacto del calor del sol sobre el suelo enfriado por las noches y es el principal “motor” para las velas de los parapentes. En el suelo, el origen de estas ascendencias se traduce en los remolinos o “diablillos” y son captadas por el instrumental que los pilotos llevan, pero también hay mucho de conocimiento y experiencia para identificarlas y alcanzar su techo.
Una riojana que vuela con las aves del mundo
Una de estas conocedoras y pioneras del vuelo libre en La Rioja es Lidia Mulet, de profesión odontóloga pero de pasión pilota. Desde 1982, cuando volvió a La Rioja después de recibirse en Córdoba, Lidia hace del viento su principal hobby: hizo ala delta, windsurf y desde 1995, parapente. En una lista que todavía no tiene fin, a sus 64 años, voló en Chile, Perú, Brasil, Colombia, España, Italia, Marruecos y el desierto de Sahara. La Muralla china y Capadocia, en Turquía, son sus destinos soñados.
Al narrar su amor por los cielos siempre vuelve a su infancia: “A los tres años acompañaba a mi papá que volaba en planeador. Pasábamos las tardes, los feriados, los sábados, los domingos. Me parece que ahí fue donde se me pegó lo del vuelo”.
A mitad de los años 90, luego de una pausa, Lidia había visto a unas brasileñas en La Rioja utilizando un equipo de parapente muchísimo más liviano y transportable que el ala delta y eso la convenció para volver a volar. Rápidamente su entusiasmo contagió a varios. Ella y un grupo de colegas comenzaron el curso de iniciación. Viajaban los fines de semana a Cuchi Corral en el valle de Punilla cordobés para la instrucción. Con el tiempo y las competencias, la gente les preguntaba “¿todos los odontólogos vuelan en parapente?”.
Con el tiempo, sus colegas fueron dejando el deporte y ella fue casi siempre la única mujer de las comitivas que viajaban desde La Rioja. Entre sus mejores vuelos, Lidia recuerda uno sobre las dunas gigantes en Iquique, Chile, donde el despegue se hace desde la arena; o cuando voló en Brasil, en Sapiranga, sobre árboles que alcanzaban los 18 metros, acompañada por tucanes y otras aves coloridas, en plena selva. “En Chile, en Zapallar, volé al atardecer sobre el mar con pelícanos. Se ponen al lado tuyo, derechitos y te miran. Van cuatro o cinco, al lado de la vela, como si fueran marchando. Estar volando con ellos es algo maravilloso”, cuenta.
Hoy, después de viajar a Salta y volar entre 90 deportistas, Lidia espera ansiosa ver a los mejores pilotos del planeta desplegar las velas y surcar los mismos cielos que ella conoce a la perfección. “Es como ver a la Fórmula 1. Es gente de primer nivel, en dos o tres giros pueden alcanzar los tres mil metros y trasladarse hasta Talamuyuna o Patquía (localidades cercanas)”.
La Rioja, un punto sur en el mapa de la Copa del Mundo
En el segundo año de la pandemia, la organización de eventos internacionales se hace cuesta arriba. Sin embargo, La Rioja se aseguró una de las cinco fechas del año. Todas las demás se celebraron en Europa. Marco Escudero, junto a la Asociación de Vuelo Libre, viene trabajando para posicionar a la provincia como un lugar ideal para el deporte. La Rioja alojó campeonatos regionales y nacionales varias veces, pero el cambio de orientación del viento del sur al sureste había hecho que la rampa pudiera utilizarse tan solo en su parte ancha, permitiendo el despegue a menos pilotos de lo deseado. Una nueva rampa, más amplia y con mejor orientación se hizo primordial.
Al mismo tiempo, Martín Romero Garayzabal, el organizador y director deportivo de la fecha argentina en esta Copa del Mundo, encantado con las características de La Rioja, le ofreció a Marco llevar esta competencia de máximo nivel hasta El Morro, siempre y cuando la nueva rampa estuviera lista. Finalmente, con el apoyo de la Secretaría de Turismo y el Gobierno de La Rioja, las obras se terminaron a tiempo. Con las modificaciones, se espera que El Morro pueda ser, además de un excelente punto de despegue y un mirador excepcional, parte de un circuito turístico y deportivo que contemple el trekking, el mountain bike y el paseo recreativo.
La competencia traerá a los pilotos con mejor ranking del mundo, de acuerdo a las horas de vuelo y calidad de pilotaje. “La pandemia y cuestiones burocráticas nos dejaron al menos 30 pilotos cancelados con inscripción pagada”, lamenta Marco. Aún así, 90 pilotos de todo el mundo y los mejores de Argentina, participarán del evento, que comenzará el 20 de octubre con un día de entrenamiento, mientras que durante los siguientes seis días se realizarán las competencias diarias.
Durante la competencia, el director de prueba junto al comité de competencia decidirán la prueba del día en función de la meteorología y la intensidad y orientación del viento y les dará a los pilotos distintos puntos geolocalizados que deben unir encontrando las térmicas que los eleven y transicionando de un lugar a otro. Quien una esos puntos y llegue al “gol” lo antes posible es quien gana. Entre las dificultades, los organizadores establecen un radio al que deben entrar los pilotos en cada punto. En el aire, la estrategia de cada deportista determina en qué momento partir, cuándo permanecer con el grupo, cómo optimizar los puntos de vuelo y cuánta altura alcanzar para luego llegar más rápido al otro “waypoint”.
De esta manera irán recorriendo distintos puntos de la ciudad, y al ser pilotos de élite seguramente alcanzarán mucha altura, por lo que los mejores momentos para disfrutar como público serán el despegue y la llegada. Los 30 mejores pilotos de la fecha se ganarán su lugar para participar en una superfinal, que aún no tiene lugar determinado, junto a los demás 30 mejores de cada fecha de esta Copa.
“A partir de ese de este gran evento, la actividad va a tener gran cambio”, asegura Marco, “porque hay mucha gente que va a empezar a conocer nuestro deporte. Hubo una gran sequía en cuanto a nuevas camadas. En el mejor lugar de Argentina, somos muy pocos pilotos locales, por lo que seguramente vamos a plantear alguna acción nosotros también desde el Club”.
Una de esas acciones son los vuelos semilla, que consisten en vuelos acompañados para personas con discapacidad y que convocan a su familia y amigos. El primer vuelo lo hizo el deportista Jorge Romanazzi en septiembre de este año. “Fue muy emocionante. El club va a recibir una donación de parte del Gobierno de La Rioja de una nueva silla para personas con discapacidades motrices para darle ese momentito diferente a esas personas que quizás lo ven como inalcanzable y puedan volar”, cuenta Marco.
“Lo que más me gusta es sentir el ruido del aire, el ruido de la nada. El ruido del silencio, el silbido del aire en los oídos”, dice Lidia. El ritmo cardíaco acelerado, los glóbulos rojos renovándose, la adrenalina subiendo en el despegue son algunas de las señales del cuerpo que Lidia ama y contagia a cualquiera que la escuche.